Reflexiones para tí.

Humanismo cristiano II

Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Génesis 2:15.

Según se desprende de nuestro texto de reflexión para hoy, Dios no puso al hombre en la Tierra solamente para que se dedicara permanentemente y exclusivamente a actividades cúlticas. Nos puso en esta vida para que la vivamos intensamente, dirigidos por él, y no para que estemos solamente en una actitud mística, volátil, sino para que nuestros pies estén bien afirmados en la Tierra mientras nuestro corazón está anclado en el Cielo y conducido por él.

Nota que Dios le da una tarea EN EL MUNDO a Adán: “lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase”. Es decir, Dios proveyó este mundo para que el hombre realizara su labor en él, que lo afectara mediante su trabajo y lo cuidase. Esto indica el inicio de la cultura humana. Precisamente el término “cultura” proviene de “cultivar”, lo que está ligado al concepto de “labrar” que aparece en el Génesis.

De modo que el hombre, bajo la inspiración y la dirección de Dios, está puesto en el mundo para realizar su propia labor, para cultivarse y cultivar el mundo en el que vive, para vivir intensamente sus realidades terrenales (aquí, sin ninguna connotación negativa que luego trajo el pecado), que implican: el cultivo del trabajo; los afectos; la formación de la familia; el sostenimiento del hogar; la educación de los hijos; las artesanías; las ciencias; la técnica; las artes (pintura, música, escultura, literatura, etc.); los deportes; las recreaciones; la vida social, comunitaria y económica; etc. En definitiva, todo lo HUMANO, lo que hace al hombre ser lo que es: un ser hecho a la semejanza de Dios.

Aun cuando el pecado ha afectado y pervertido muchas de estas actividades, todavía hoy Dios nos ha entregado esta vida, con toda su riqueza, para que podamos desarrollarnos en plenitud e intervenir y participar en la existencia terrenal. Estamos en este mundo para HACER ALGO, y no solo para sentarnos místicamente a dedicarnos a la vida contemplativa; para participar de él, para contribuir al bienestar y el desarrollo de la sociedad; para crear y recrear cosas; y para hacer, dentro de nuestras limitaciones, un mundo mejor por nuestro paso en él.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie






NUESTRAS CREENCIAS
SUSCRÍBETE A NUESTRO BOLETÍN DE ESPERANZA

NUESTRAS CREENCIAS
NUESTRAS CREENCIAS

Las creencias adventistas tienen el propósito de impregnar toda la vida. Surgen a partir de escrituras que presentan un retrato convincente de Dios, y nos invitan a explorar, experimentar y conocer a Aquel que desea restaurarnos a la plenitud.

Leer más.